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Desratización
La erradicación de roedores, conocida como desratización, constituye una de las estrategias empleadas en el marco del manejo integrado de plagas con el fin de eliminar ratas y ratones, vertebrados capaces de causar perjuicios materiales. Estos animales representan vectores primordiales en la propagación de enfermedades, con repercusiones tanto económicas como sanitarias.
Enfoque para el control externo de roedores.
Esta técnica implica la instalación de estaciones exteriores diseñadas para el control de roedores. En estas estaciones, se añadirá señalización que incluirá información crucial, como el número de la estación, advertencias y otros detalles relevantes. En el interior de estas estaciones, se distribuirán cebos rodenticidas (anticoagulantes) que provocarán enfermedad y muerte en los roedores al consumir el producto. Este compuesto asegura que los roedores, una vez fallecidos, se deshidraten, evitando la generación de malos olores. Además, los profesionales en control de plagas registrarán cualquier anomalía detectada en cada estación de roedores, con el propósito de llevar un seguimiento preciso de las incidencias de plagas.
Enfoque para el control interno de roedores.
En esta estrategia, se implementan estaciones de control de roedores dentro de las instalaciones, donde se disponen trampas mecánicas como láminas pegajosas y dispositivos de captura, entre otros. El objetivo es prevenir cualquier forma de contaminación interna y evitar la atracción de roedores hacia el interior de las instalaciones.
Desinsectación
Fumigación interna: En ambientes internos, se pueden llevar a cabo dos técnicas de fumigación: la bomba ULV y la termo nebulización.
Estos procedimientos pueden realizarse siempre y cuando no haya personas ni productos susceptibles de contaminación en el interior.
La fumigación a través de termo nebulización es una técnica comúnmente empleada en instalaciones de gran extensión. Este proceso implica la transformación de un ingrediente activo (plaguicida) en una niebla fina que se asemeja al humo, lo cual permite realizar un tratamiento más uniforme.
Fumigación externa.
Fumigación externa: La fumigación es una de las metodologías más comúnmente empleadas en el manejo integrado de plagas para combatir insectos. Para llevar a cabo este proceso, es necesario identificar la plaga específica que se desea controlar, con el fin de seleccionar el plaguicida más eficaz contra dicha plaga.
Lámparas atrapa insectos.
Este sistema de gestión de insectos está diseñado especialmente para el monitoreo y control de insectos voladores como moscas, polillas y zancudos. La lámpara atrapa insectos emite luz ultravioleta que atrae a los insectos hacia el dispositivo, capturándolos en su interior. Es recomendada especialmente en entornos de la industria alimentaria y hospitalaria, así como en lugares donde se limita o prohíbe el uso de insecticidas.
Proceso de fumigación mediante gasificación con PH3.
El gas fosfina, desprendido del fósforo de aluminio o PH3, es un gas incoloro altamente tóxico y la sustancia activa que elimina a los insectos en todas sus etapas de desarrollo (huevo, larva, pupa y adulto). Este método de control de insectos se utiliza para la fumigación y preservación de productos naturales y procesados, tales como granos almacenados, cereales, soya, cacao, nueces, semillas, alimentos para animales, té, café, tabaco en hoja y productos procesados como harina, especias, frutas secas, entre otros.
Gel para erradicar cucarachas.
El cebo diseñado para cucarachas opera mediante la ingestión, atrayendo irresistiblemente a estos insectos y logrando su control en un periodo que oscila entre las 24 horas y los 7 días después de su consumo. Una pequeña cantidad de este producto puede ser efectiva en el control de más de 100 cucarachas.
Desinfección
La desinfección se centra en eliminar microorganismos patógenos mediante agentes químicos aplicados de manera que afecten la estructura de dichos organismos. Esto se realiza utilizando equipos que garantizan la destrucción de enzimas y proteínas. La aplicación del agente desinfectante debe cubrir todas las superficies y espacios tratados, asegurando así la erradicación de los microorganismos. Se emplean métodos como pulverización y nebulización en frío en ultra bajo volumen (ULV), así como termo nebulización.